Flotando viene el aire a calentarse
a los rayos en reborde de tus ojos en crepúsculo.
Cuando de pronto, en rápida sorpresa,
tus pestañas desnudas como el mar en los peces
sin romper el silencio aleteando se ciernen
sobre su propia creación de cinco noches
sin luna, sin tiempo, como locas de movimiento.
Entonces las espadas persas de tu mirada
hilvanan unas hebras de la brisa transparente
para bordar los destellos del diamante
en la costa donde rompen las olas
de un océano llamado iris.
Autor: doblezero
Hola,
ResponderEliminarEste poema me ha inspirado el final y parte de la trama de un cuento que escribí. Me gustaría hacértelo llegar. ¿Me podrías facilitar un correo electrónico, por favor?
Saludos desde Bogotá, Colombia.