domingo, 31 de diciembre de 2017

Poema ENAMORANTIUM por doblezero


ENAMORANTIUM

Veo en sus ojos brillar la luz del mediodía
cuando los cuervos de humo regresan al olvido,
será que en su pasado yo no tuve cabida
y en mis escudos tiembla su corazón ceñido.

Subida a sus tacones me contaba secretos,
yo sufriré enjaulando, día y noche, a Cupido.
Yo la rozo levemente, largamente yo la pienso
voy a no descomponerla, por bandera, por oficio.

Creer desearía que nada es imposible,
que vivir se pudiera enjaulando latidos
y soñé con tocarla en la piel sin herirme
ocultando al oráculo corazones partidos.

Ahora, miedo a la torre y a la campana de oro,
yo tengo miedo porque cada instante consigo
es una brasa blanca que crepita en lo hondo
y velozmente en polvo se esfuma por castigo.

Por eso temo al tiempo que sin quererlo crece
igual que en la mirada el amor recién nacido
viene a los ojos y entra y dentro permanece
y allá en lo interno vibra, duele, está conmigo.

Le tengo miedo al tiempo que sin pausa camina
sorbiendo los encuentros ardientes y furtivos,
miedo a que crezca y pase nuestra azul fantasía
como una primavera sobre un jardín de lirios.

Autor: Doblezero





miércoles, 27 de diciembre de 2017

Poema ETERNAMENTE TUYO por doblezero

eternamente tuyo

Podrán morir las raíces
y derrumbarse las selvas,
podrán fundir los recuerdos
como grisáceas nieblas,
podrán caer los amuletos
en las fosas de la tierra,
hacerse polvo pirámides
por un soplo de tres hebras,
pero nada conseguirá
borrar jamás mi promesa.

Falleciesen los jazmines
por relentes de tristeza,
navegase el ultimo pez
en la árida torrentera,
¡nunca olvides que te juré!,
que te quiero y te amaré
hasta el día que me muera.

Aunque se sequen los pozos
bajo atmósferas de arena,
derrítanse los glaciares
y desnúdense las piedras,
viniese la negra noche
en un cielo sin estrellas
o en rosario y disciplina,
como ancianas a la iglesia,
volase cada paloma
a encerrarse en una celda.

¡Pártase el cielo de agosto!
en cuotas de frío y niebla,
¡cúbranse todos los mares!
de tenebrosas tormentas,
bajen a picar los dioses
las rocas de una cantera,
caigan mil rayos de punta
y que los páramos prendan,
se haga la luna en pedazos
o se apaguen las estrellas
¡nunca olvides que te juré
que te quiero y te amaré
hasta el día que me muera!.


Autor: doblezero


miércoles, 20 de diciembre de 2017

Poema SOLEDAD ASTRAL por doblezero




soledad astral

La calma se hace fría
del cosmos absoluto
y en el viñedo oscuro
se frena el devenir.
 
Entre la noche brillan
estrellas parpadeantes
y la luna danzante
va plateando la vid.
  
El humo del cigarro
se marcha de mi boca
para abrirse en las hojas
manchadas de su gris.
 
Entre esta lejanía
los astros van despacio
mis pensamientos raudos
y tú no estás aquí.
 
Busco en el universo
recuerdos con tu rostro
que me penetran como
un toro al carmesí.
 
Todo se hace en silencio
como en silencio nacen
ocasos por las tardes
y las nubes de abril.
 
En silencio me hundo
mas mi corazón grita
poniendo de rodillas
de mi alma, su confín.
 
Se fracturó mi vida
el cuento se ha acabado
y ya no hay colorados
para este colorín.

Autor: doblezero


 

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Poema ROMANCE DE LA PASCUA GRIS por doblezero




ROMANCE DE LA PASCUA GRIS



La Pascua andaba cantando
salerosa “La Habanera”,
coros de jazmín y luces
con diez mil cítaras griegas
entre luceros viajantes
y algodonadas centellas.
Llegó soplando jardines
con aromas de oro y siembra,
pétalos en las burbujas
y batallones de abejas
pero encima de las casas
vino a aparecer Siberia
con su polizón de espejos
y su creación de penas.​

El astro se va ocultando
y en las flores rojas mengua
mientras, en el azul, pintan
cogollos de espuma y cebras.
Prismas de metal encalan
los cabellos de la sierra
y alabean amapolas
agachando sus cabezas.
Cauterios de escarcha y bruma
en la herida primavera
coagulan en su cielo
donde las hojas retiemblan.​

Pedro y Lucía soñaban
colibrís en sus cometas
pero se acercó el estruendo
ocre de un trueno de arena
y al cegar con sus rebordes
negras pupilas de cera
de flecha recién clavada
la tensión vino a sus cejas.
Pudimos ver en sus ojos
a las nubes de humo y tierra,
y otear en su retina
como se hacía pequeña
la flor de su pensamiento
en su mirada sin letras.​

Las cenizas ya se intuyen
de las risas y la juerga,
traquetean los mayores
y se enciende la tormenta.
Pascua va frunciendo el ceño
al son de niños sin fiesta
y al abrir sus lagrimales
se destronan las cometas,
retumban los picaportes
y se van cerrando puertas.​

Sobre la alcoba los vientos
pasan soplando cadenas
aullando en los ventanales
barnizados de madera,
cruje el olivo en la boca
negra de la chimenea,
el fuego crece en la umbría
mientras crepita la hoguera
blandiéndose en las paredes
donde las albarcas cuelgan.

Corolas de dura arcilla
empitonan a las tejas
y en los mofletes despuntan
granadas de dócil piedra.
Llantos pueriles descuajan
flores de lacia bohemia
y acibarados pregones
plagian la voz de sirenas.

Quebrantos al aire penden
caireles de azufre y leña,
los niños están llorando
en rededor de la hoguera.

Tiernos son sus corazones,
durísimas sus tristezas,
lágrimas locas cabalgan
como los potros sin riendas.

Lloran en casa los niños,
los niños lloran sin tregua,
los niños lloran y lloran
moras de linfa y argenta.


Autor: Doblezero





lunes, 4 de diciembre de 2017

Poema LAS HEBRAS DEL AMOR por doblezero





LAS HEBRAS DEL AMOR

En un lugar bajo el monte
yo conocí a mi princesa,
el pueblo era muy pequeño
en su plaza hubo verbena
y en medio de la algazara
me conquistó la silueta
blanca como una paloma
con sus ojos de muñeca.
Yo le dije: "eres divina"
mientras bajamos la cuesta
y al pasar las diez farolas
relumbró la luna llena,
se atemperaban las voces
y relucieron las eras.

Los márgenes de lavanda
tanteaban las estrellas,
el aire trenzó alhelíes
de su brillo en la melena
y al parar junto al camino
fue de intimidad la sierra,
bramó a lo lejos el ciervo
y despertó mi eros cerca.
Yo susurraba a su oído
mil volcanes, mil hogueras
¡qué ojos claros!, ¡qué piel suave!
prendado de su belleza.

Por encima de las copas
vertía la cristalera
pájaros de luz y estaño
para volar en sus piernas,
sus manos fueron al pecho
sin rubores y dispuesta
mientras el tul de la noche
cubría la blanca seda
de unas magnolias que el viento
desplegó en la piel secreta
de un escote que brillaba
como las manzanas frescas.

¡Qué mercurio ajetreado!
del río en su torrentera,
se habían roto en su cauce
fragmentos de luna nueva
y el murmullo de sus aguas
cual celosas castañuelas
hurtaba al viento las voces
de la fiesta de la aldea
mientras una celosía
de romeros y hierbabuena
ocultaba un lecho donde
el amor dio rienda suelta.
Un jadeo último y sordo
nos acostó en la maleza
y el dulce brizar del sueño
la hacía su prisionera.

Yo ahora la miro absorto
de corazones y arena
y un amor profundo crece
allá donde el alma reina.

Duerme mi chica en el campo
con enmarañadas trenzas
y una aureola en su torso
de recién quemada hoguera.

Yo a ella la amo despierto
de efervescentes secuelas
y en esta orilla los juncos
despeinan sus cabelleras
deslizando en el relente
partículas de canela.

Nace un ensueño en mis ojos
la noche pierde sus prendas
y ese azulón pasajero
vuelve a vestir las vergüenzas.
La aurora salta los montes
y en los arroyos aumenta
para exhalar en su cuerpo
doradas iridiscencias.
Maduras de paz circulan
nubes redondas y espesas
y un labrador mañanero
bruñe un ramal de la acequia.

Despabiladas avispas
de flor en flor aletean
y el rocío azul relame
de dos en dos las cerezas.
Espigas verdes clavadas
entre la ropa confiesan
secretos incandescentes
y altas pasiones abiertas.

¡Como gruñe el campanario!
de la torre de la iglesia
¡qué girasoles!, ¡qué prunas!
engalanando las huertas,
se funden dos corazones,
canta que canta la sierra
y una alborada de gallos
a lo lejos cacarea.

Autor: Doblezero